Tonatiuh Muñoz Aguilar
El fin de semana del 6 al 8 de abril se constituyó como el más violento en lo que va de 2018 en el estado, con al menos una quincena de homicidios y varios hechos de linchamiento o intentos de linchamiento de entre los cuales, destacan los cuatro ajusticiados por una turba en el municipio de Yehualtepec.
Cuatro incinerados en el municipio de Esperanza, un asesinado en la zona de la ex hacienda de Chautla, cinco ejecuciones en el municipio de Atzizintla, así como un cuerpo abandonado en las inmediaciones de Coronango, fueron los principales hallazgos sangrientos que reportaron medios de comunicación en el segundo fin de semana de abril, previo al regreso a clases luego de las vacaciones de Semana Santa.
Sin embargo, el hecho delictivo más impactante y que volvió a poner el dedo en la llaga de una de las debilidades del gobierno estatal fueron los cuatro linchados en Yehualtepec, municipio ubicado en la Sierra Negra que, según han reportado medios de comunicación locales, sólo cuenta con una fuerza de ocho policías municipales, los cuales desde luego no pudieron hacer frente a la turba de al menos 200 personas que intentaron prender fuego a la alcaldía.
Si bien las ejecuciones y cuerpos calcinados hallados en municipios de la zona conocida como «El Triángulo Rojo» han horrorizado a muchos de los poblanos, éstos son considerados dentro de la propia actividad del crimen organizado, específicamente los «huachicoleros», que durante los últimos tres años han vuelto tristemente célebre a Puebla.
No obstante, los casos de linchamiento o intentos de linchamiento que se reproducen en la geografía del estado generan emociones encontradas entre los ciudadanos, quienes por un lado aplauden la acción concertada entre los grupos de pobladores que, hartos de la violencia e inseguridad y la falta de acciones por parte de las autoridades de justicia, han decidido tomarla por su propia mano.
Otros pobladores, sobre todo los de mayor nivel académico, se siguen escandalizando por el hecho de que los ciudadanos tengan que recurrir a actos de barbarie como el incineramiento de cuatro presuntos delincuentes sin que obre previo juicio, a sabiendas que de ser así la cosa, muy seguramente estos probables ladrones hubieran salido libres más pronto de lo que hubieran entrado a la cárcel.
Aunque si los hechos de Yehualtepec fueron los más difundidos, existieron también otros intentos de linchamiento que muestran de nueva cuenta que en varias regiones de la entidad, los aparatos de justicia se encuentran rebasados no sólo por la delincuencia sino por la ciudadanía, que ya no encuentra otra alternativa más que acabar por cuenta propia con los presuntos delincuentes.
En colonias como Adolfo López Mateos, Loma Bella o La Lagunilla, se presentaron casos de pobladores que golpearon y amarraron a los presuntos delincuentes antes de entregarlos a la acción de la justicia, mientras que en municipios como Coronango, Tepeaca o Izúcar e Matamoros, también tuvieron lugar intentos de linchamiento que confirman que este fin de semana ha sido el más violento de la entidad en lo que va del año, no sólo por la acción de la propia delincuencia sino por la violencia ejercida por los propios pobladores, en un intento primitivo por acabar con la misma.