Tonatiuh Muñoz Aguilar
Tras el reportaje difundido por Excélsior, en el cual se dio a conocer que grupos de narcotraficantes introducen y distribuyen armas de distintos calibres en diversos puntos de nuestro estado -principalmente la región de la Mixteca-, varios ciudadanos manifestaron a Primera Plana su incertidumbre e inquietud aunque aseguraron que la versión del medio de comunicación nacional es creíble.
De acuerdo con un reportaje dado a conocer por ese diario, pistolas calibre .22, .9 y .38 súper, así como rifles de asalto como AK-47 (“cuerno de chivo”) e incluso lanzagranadas, son traídas desde la frontera con Estados Unidos y distribuidas en distintos puntos del territorio nacional, mientras que en Puebla estos instrumentos llegan principalmente a la Mixteca.
Estos utensilios son vendidos a criminales y supuestos campesinos que buscan seguridad para ellos y para sus familias, ante el incremento de los índices de violencia en varios puntos de la entidad poblana, a precios que oscilan entre los 30,000 pesos. Según el reportaje de Excélsior, son distribuidos escondidos en carne de caballo y osos de peluche, envueltos con papel aluminio para que la Policía no los detecte.
“Hay que desarmarlas todas para que no se distinga el peso y luego se envuelven en un pedazo de carne y en papel aluminio para desviar el láser de los policías cuando están inspeccionando la carne o los osos de peluche”, refiere uno de los testimonios presentados en Excélsior, de acuerdo con el cual ese papel -el aluminio -inhibe el láser utilizado por las autoridades para la detección de armas de fuego.
Pobladores de la Mixteca creen en el reportaje
De acuerdo con pobladores de la zona Mixteca del estado, la presencia de criminales y el aumento de los hechos delictivos han obligado a los ciudadanos a adquirir armas de fuego de manera clandestina, ante la impasibilidad de las autoridades, que no logra contener la violencia, especialmente en la región de la Sierra Norte, la Mixteca y el llamado Triángulo Rojo.
Alba es habitante de Tepeojuma, municipio cercano a Izúcar de Matamoros donde hasta hace tiempo, eran comunes los homicidios con instrumentos de labranza como azadones o machetes. Sin embargo fue durante el sexenio de Mario Marín cuando los índices de violencia en esa zona se elevaron, fenómeno que posteriormente se extendió a buena parte del territorio estatal.
De acuerdo con Alba, hoy es común que más de uno en Tepeojuma se encuentre armado, esto con la finalidad de defenderse ante la acción de la delincuencia, principalmente en la región cañera de ese municipio. Sin confirmar o denegar la versión de Excélsior, la habitante de 45 años se dice inquietada por el armamento de los pobladores pero dice que no se sorprende de ello.
“Es que es muy difícil y ni modo que uno se quede sin hacer nada. Aquí ya van varias mujeres, varios hombres que han matado y han asesinado, sobre todo ahí en la zona de cañas. Desde hace tiempo se sabe que corren las armas en muchas partes y seguido nos llegan noticias de otros municipios como Izúcar (de Matamoros), donde a cada ratito hay un asesinado”, sostiene la entrevistada.
La ama de casa justifica intrínsecamente con sus palabras la introducción de armas de fuego en esa zona, pero no contesta cuando se le cuestiona sobre la posibilidad de que personas que no únicamente buscan defenderse -es decir probables delincuentes -adquieran pistolas o armas de grueso calibre para cometer sus fechorías.