Canadá reconoce que si Estados Unidos impone tarifas arancelarias al acero y al aluminio ello afectará su economía y, específicamente, incrementará el costo de los automóviles.
La administración de Donald Trump podría imponer 24 por ciento de arancel a las importaciones de acero y 10 por ciento a las de aluminio, sin excluir a sus socios comerciales del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), México y Canadá, con los que analiza, en una séptima ronda, la forma de modernizarlo.
Un reciente reporte del Departamento de Comercio de Estados Unidos indica que las importaciones de acero y aluminio significan una potencial amenaza a la seguridad nacional, lo cual podría ser usado como justificación por la administración Trump para aplicar su política proteccionista a este sector.
Canadá es el principal abastecedor de acero a Estados Unidos. Tan sólo en diciembre del año pasado exportó a su vecino del sur 418 millones de dólares estadunidenses en hierro y acero, y 676 millones de dólares en aluminio, según datos de Estadísticas de Canadá.
“Nos preocupa que Estados Unidos pueda imponer tarifas al aluminio y acero canadiense, eso nos perjudicaría, sobre todo e incrementaría el costo de los automóviles, ya que las piezas de acero para los autos cruzan las fronteras varias veces”, advirtió la gobernadora de Ontario, Kathleen Wynne, provincia que alberga el principal centro automotriz del país (Windsor).
Agregó que “hay razones para estar preocupados” porque cualquiera que entienda la cadena de suministro de automóviles entiende que “esto sería un problema para nosotros. Creo que hay motivos de verdadera preocupación, sería un efecto de combinación”.
En una reciente visita a Washington para promover el TLCAN y mantener y mejorar la cadena productiva regional del sector automotriz, la gobernadora acusó que si Estados Unidos va a imponer tarifas a estos metales por el dumping que le significan las importaciones chinas, Canadá también es víctima de ese dumping asiático.
“En la medida en que sea un desafío para Estados Unidos, es un desafío para Canadá, por lo que debemos tener una estrategia norteamericana sobre ese dumping al acero y asociarnos en eso, en lugar de competir entre nosotros», afirmó Wynne.
En su viaje anterior a la Unión Americana la gobernadora de la provincia más poblada de Canadá y que concentra el “hub” automotriz y el principal centro financiero (Toronto), advirtió que su gobierno actuará en consecuencia si el gobierno de Nueva York no exenta a la provincia canadiense de la política “Compre americano, que obliga a ciertas agencias estatales a usar hierro y acero estadunidense para sus proyectos.
Ontario es el mayor abastecedor de acero a Estados Unidos mientras que Quebec es un abastecedor clave de aluminio al vecino del sur.
En recientes declaraciones el presidente Trump arremetió directamente contra su socio comercial canadiense respecto a que hay un déficit considerable, que su país ha perdido mucho con Canadá y que los canadienses “hacen creer que son maravillosos, y lo son, pero para ellos mismos no para nosotros”.
La administración estadounidense tiene hasta abril para decidir si impone tarifas al acero y aluminio, a qué países y en qué porcentaje.
El secretario de Defensa estadounidense, James Mattis, publicó una carta en donde exhorta al gobierno de Trump a que cualquier tarifa evite dañar a sus socios comerciales y recordó que Canadá no sólo es aliado en la OTAN y el Mando Norteamericano de Defensa Aeroespacial (NORAD) sino que es –junto con Reino Unido y Australia- legalmente parte del complejo industrial militar de Estados Unidos.
Canadá construyó una base de la fuerza aérea de Bagotville para proteger la fundición de aluminio en la región de Saguenay, en Quebec, que suministra material al ejército estadounidense.
“El aluminio es un metal estratégico para América del Norte”, recalcó el gobernador de Quebec, Philippe Couillard, mientras que Alf Barrios, director ejecutivo de Rio Tinto Aluminium, afirmó que el aluminio canadiense ha sido durante mucho tiempo un insumo confiable y seguro” para los fabricantes estadunidenses, incluido el sector de Defensa.
Por su parte el embajador de Canadá en Estados Unidos, David MacNaughton, coincidió en que el aluminio canadiense es realmente importante para el sector militar estadounidense y señaló que tras hablar con funcionarios, industriales y sindicalistas hay consenso de que sería algo “perturbador e inconsistente con la relación histórica tener aranceles sobre el acero y el aluminio canadienses».